Percy Jackson y los dioses del Olimpo 1 (El ladrón del rayo)

el-ladron-del-rayo-212x300.gif

Ya están cerca las vacaciones estivales, viajes, sol, playa o montaña, relax… y lectura. Desde la biblioteca queremos que no falte en tu maleta o en tu bolsa de playa un libro y por eso hemos «tirado la casa por la ventana» comprando libros juveniles. Uno de ellos es este al que dedicamos la  reseña de hoy: «Percy Jackson y los dioses del Olimpo I».

Seguro que te suena porque además de ser un superventas en todo el mundo, se ha estrenado recientemente la película del mismo título. El autor del libro es Rick Riordan, escritor Tejano, especialista en literatura juvenil y profesor de mitología y cultura clásica. El protagonista es Percy (Perceus) Jackson un chaval huérfano, aparentemente, con una vida insulsa, torpe, con dificultades de aprendizaje, expulsado de seis colegios que descubre que es un semidios (hijo del dios del Olimpo Poseidón y una mortal), que tiene poderes y que debe cumplir una misión secreta: averiguar quién ha robado el rayo de Zeus para así evitar que estalle la guerra entre los dioses del Olimpo que viven secretamente entre nosotros. Para ello contará con la ayuda de sus amigos, Groover, un joven sátiro y Annabeth, hija de la diosa Atenea.Con «el ladrón del rayo» comienza una serie de libros que te llevarán a vivir apasionantes aventuras en un mundo secreto que los antiguos dioses han recreado en pleno siglo XXI.

televisión y literatura

Os invitamos a ver un vídeo. Se trata de un fragmento extraído de un programa infantil-juvenil que se emitía la mañana de los sábados, allá por 1981. En la ingenuidad de las formas, la corrección de las expresiones, la precisión del lenguaje y el envaramiento de la presentadora notaréis lo añejo de la cinta. En espacios como aquellos, dirigidos a gente como tú, se hablaba con naturalidad de libros y literatura. El formato es sencillo, pero original: la presentadora (Mayra Gómez Kemp) no se tambalea ni mueve las manitas de arriba abajo como si estuviera alisando una columna de hormigón. El ilustrador (José Ramón Sánchez) interviene oportunamente, llamando la atención del espectador con sus dibujos, mientras ambos desgranan al alimón un guión muy bien documentado (hay que tener en cuenta que en la década de los ochenta todavía no existía San Guguel) para un público al que no se le supone mayor de quince añitos. Muchas cosas han cambiado desde entonces, aunque no nos atreveríamos a decir si para bien o para mal (cuando decimos que «no nos atreveríamos» queremos decir eso, que no nos atrevemos, vaya, aunque sabemos muy bien la respuesta).  A muchos les parecerá que el diálogo que mantienen los dos presentadores es profundo, y hasta críptico. Otros pensarán que la información es irrelevante. Y otro porcentaje se extrañará de que durante cuatro minutos nadie hable de fútbol y de los dos goles que Quini le metió al Sporting en la final de copa de aquel año…

un paseo por la escuela de atenas

pesentacion_prezi.jpg

La semana pasada nos dimos un paseo a la hora del recreo por el patio de la Escuela de Atenas (foto adjunta). Allí nos encontramos con toda la clase: el bandarra de Epicuro, el liante de Heráclito, el maestro Platón, el pelota de AristótelesHipatia la soñadora, Sócrates, el cínico de Diógenes, el buscapleitos de Alejandro, el inquieto Arquímedes… Con su ayuda desinteresada (nunca mejor dicho) montamos una pequeña actividad para sopesar el alcance de nuestro apego (o desapego)  por los libros. Como solo pudieron participar unos pocos alumnos, prometemos volver sobre nuestros pasos y retomar el juego cuando los hados nos sean propicios, de lo cual informaremos oportunamente a las tutoras para que no les pille desprevenidas.

como tú

Ahora que ser joven está de moda, que todo el mundo se revela joven de espíritu, de alma, de mente, de conciencia… que la juventud es la esencia de la bondad, la belleza y la salud, y su posesión garantiza el éxito social y laboral; ahora que volver a ser joven es cosa de quitar de aquí y poner de allá, desarrollar músculos que ni siquiera sabíamos que existían y tensar mucho mucho la piel para que lágrimas y sudor se confundan mejilla abajo durante el gozoso entrenamiento fitness… Ahora que, más que nunca, la juventud es un tesoro divino disponible hasta los treinta y cinco, cuando las subvenciones cesan, brotan las primeras verruguitas y los padres se plantean cambiar la cerradura de la puerta, te ponemos en situación de que conozcas la literatura en la que el protagonismo se lo lleva gente como tú, chicos, chicas, mozalbetes y gañanas, criaturas todas: DavidJack y RalphBruno y ShmuelCarlosAnaKonradFrankDanielPilaraLuisitoTom… personajes cargados de matices que soportan el peso de narrativo de sus respectivas historias, héroes y hasta villanos en los que te reconocerás ya no porque estén sometidos a patrones de conducta familiares, sino porque a ellos también les animan, bajo montones de virtudes y defectos de juvenil apariencia, las grandes pasiones humanas, que no tienen por qué ser patrimonio exclusivo de los adultos. Exponemos en la biblioteca un sinnúmero de títulos que deberás leer antes de que te alcance la mayoría de edad mental, momento en el que todo lo vivido te parecerá una repetición del pasado. Así que vete preparándote una agenda de lecturas para disfrutar a la sombra de este o de cualquier verano, porque ya sabes que tomar sol en exceso reseca y envejece la piel una barbaridad.

herbarium amoris

Vamos a empezar por el principio… Hubo una vez, estamos hablando de 1707 a 1778, un científico y naturalista llamado Carlos, sueco para más señas, que emprendió la difícil y perpetuamente inacabada misión de clasificar todo lo vivo sobre la faz de la Tierra. Linneo estableció la existencia de tres reinos, animal, vegetal y mineral, y subdividió los reinos en filos, los filos en clases, las clases en órdenes, los órdenes en familias, las familias en géneros y los géneros en especies. Nombró  finalmente a las especies mediante la nomenclatura binominal, con dos términos, el del género, escrito con mayúscula  inicial y el epíteto específico.

Tan inabarcable era y es esa tarea, y tanta dificultad entraña, que no es sorprendente que, desde el siglo XVIII hasta ahora, continuamente se modifique esta clasificación, apareciendo y desapareciendo taxones o produciéndose cambios importantes en la determinación filogenética de determinados organismos. Hasta el Homo sapiens ya no sabe quién es, ahora que se sabe que también es un poco neanderthal… Pero el sistema y  la forma de denominar a las especies sigue siendo básicamente igual.

Su obra escrita más importante es Systema naturae, de 1735. Pero no es eso lo que nos ha llamado la atención. Hay que ir a otra obra, Fundamentorum botanicorum, de 1768 para encontrar lo que estamos buscando: El calendario floral. (Biblioteca digital del Real Jardín Botánico)

Linneo inventó un calendario en el que agrupaba ciertas plantas según el momento de su desarrollo o floración, y nombró cada uno de los meses según los sucesos relevantes para la flora que sucedían en esas semanas. El resultado, hoy, está cargado de magia:

Y pasados más de 200 años alguien, Edvard Koinberg retoma ese calendario y lo transforma en un libro de fotografías de flores, las que corresponden a cada uno de los meses del Calendarium florae, al que llama Herbarium amoris, la vida amorosa de las plantas. Es un homenaje al botánico sueco en el que se recogen maravillosas fotografías de flores insinuantes sobre fondos oscuros.

Un libro lleno de poesía visual y botánica histórica para el mes de mayo, el de las flores.