el amigo otelo

La historia de el moro de Venecia es sobradamente conocida: implacable con el turco, galante y seductor con las damas, Otelo es un general negro (o quizá deberíamos decir afro-veneciano…) que sirve a la pequeña ciudad-estado con sanguinaria diligencia. Pero tras esta fachada de bravucón se esconde un petimetre, un personaje débil e inseguro que sufre ataques epilépticos y no ve más allá de la punta de su alfanje. La terrible intriga que urde contra él su alférez Yago da prueba de su poco juicio; el castigo al que somete a la bella Desdémona, la dama noble y pura que sirve al amor con amor, revela su bestialidad indómita. Os diremos que esta buena mujer terminará pagando los platos rotos en todo este enredo shakesperiano. Pero como no nos da la gana desvelar el final de la historia, al amable lector se le proponen varias alternativas: buscar una síntesis en la red (en su mayoría inextricables), leer la obra de teatro en la biblioteca o reservarse unos boletos para el próximo pase.  Pero si lo que le interesa es conocer a dos bellas Desdémonas que cantan como los ángeles, eso ya es otro cantar (nunca mejor dicho). Las obras de William Shakespeare han inspirado muchas composiciones maravillosas. Y Otelo no es una excepción. Es más: el argumento ha servido al libreto no de una, sino de dos óperas, una de Verdi y otra de Rossini. Breve muestra de ambas son estos fragmentos interpretados por Renee Fleming (¡qué deslumbrante Desdémona!) y Joyce Didonato. Si eres de los que no te gusta la ópera, pincha aquí.

¿Es éste el noble moro a quien nuestro Senado proclama por voto unánime capaz de cuanto sea posible? ¿Es ésta la naturaleza en quien no hacen mella las pasiones? ¿Cuya sólida virtud no podían rozar ni herir la bala del accidente ni el dardo de la ocasión?

mitos cercanos

Os presentamos el nuevo trabajo de nuestra amiga la ilustradora Montse Rubio con textos de Jose L. Hernando: Mitos de Castilla y León, dedicado a la mitología popular, la más próxima, la que habitó los sueños y alimentó los miedos y las supersticiones de varias generaciones, ahora transformada, aturdida por la modernidad, escondida, medio extraviada en la memoria colectiva de los nuestros mayores. Toda iniciativa de recoger, recopilar y transmitir el acervo que nos ha hecho como somos será bienvenida en ésta y en cualquier otra biblioteca, conscientes de que, posiblemente, dentro de una o dos décadas el espacio cerrado por anaqueles repletos de volúmenes raros sea el último reducto donde curiosos o estudiosos puedan recomponer la historia mágica de la cultura española. Ilustramos nuestro punto de vista rescatando una preciosa cita que aparece en el libro y que a su vez pertenece a la novela Tigre Juan/El curandero de su honra (1926), de Ramón Pérez de Ayala.  Reza así:

Tu no compriendes el canto del cuquiello, ni quieres creer en las xanas, y el trasgo, y el duende, y la huestia, y la santa compaña. Fías, en cambio, y crees en los hombres. ¿No te desengañaste entodavía? Dícesme que todos aquellos espíritus que yo veo en mis güeyos y oigo con mis oreyes endentro de regatos y bosques, o bien se posan en el tejao de mi casa, o entran por el cañón de la chimenea: dícesme que son na más que sombras de inorancia. Sombras, na más que sombras, son todos estos hombres y muyeres que nos arrodean.

 

emilio salgari

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El próximo 25 de abril se cumplen 100 años de la muerte de Emilio Salgari, uno de los más grandes escritores de novelas de aventuras con el permiso de Julio Verne o Alejandro Dumas. Emilio Salgari fue un escritor y periodista italiano que nació en Verona en 1862 y murió en Turín en 1911. Fue un autor muy prolífico de una desbordante imaginación que ambientaba sus novelas en lugares exóticos como el mar Caribe, la selva India, el desierto, Malasia, el oeste americano o las selvas australianas.Todas sus novelas tienen un nexo común EL MAR. Aunque comenzó sus estudios en el Real Instituto Técnico Naval de Venecia, no llegó nunca a obtener el título de capitán y su experiencia como marino se limitó a un par de viajes en el barco escuela.  A pesar de eso, en sus libros era capaz de describir lugares con tal realismo que parecía que los hubiera visitado en multitud de ocasiones. La primera publicación de Salgari fue el relato breve I Selvaggi della Papuasia, que apareció por entregas en un periódico milanés. En 1883 publica su primera novela La Rosa del Dong-Giang. Ese mismo año comenzó a publicarse El tigre de Malasia, primera novela del ciclo de SANDOKÁN (su personaje más conocido, con el permiso del CORSARIO NEGRO) que se editó posteriormente con el título de LOS TIGRES DE MOMPRACEM. Desde 1892 hasta su muerte en 1911, Salgari comenzó su relación de amor/odio con los editores italianos de novelas juveniles. Escribió de manera incansable (84 novelas y un número de relatos cortos imposible de determinar), pero a pesar de todo, sus circunstancias económicas nunca fueron buenas. Su situación económica, unido a su propio desequilibrio psíquico y a la locura de su esposa, le condujeron al suicidio utilizando el rito japonés del seppuku el 25 de abril de 1911.  Dejó escritas tres cartas, una para sus hijos, otra para sus editores y una tercera a los directores de los periódicos de Turín. La carta a sus editores es muy reveladora: «A mis editores: A vosotros, que os habéis enriquecido con mi piel, manteniéndome a mí y a mi familia en una continua semimiseria o aún peor, sólo os pido que en compensación por las ganancias que os he proporcionado, os ocupéis de los gastos de mis funerales. Os saludo rompiendo la pluma. Emilio Salgari»

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CICLO LOS PIRATAS DE MALASIA

El protagonista de este ciclo de 11 novelas es el pirata SANDOKÁN, llamado el “Tigre de Malasia”, un príncipe de Borneo desposeído de su trono por el colonialismo británico. Algunos títulos son: Los misterios de la jungla negra (1895), Los tigres de la Malasia (1896), también conocida como Los tigres de Mompracem, Sandokán, el tigre de la Malasia (también conocida como Los piratas de la Malasia, 1900), etc.

CICLO LOS PIRATAS DE LAS ANTILLAS

Este ciclo está constituido por cinco novelas. La acción se desarrolla en el Mar Caribe, durante el siglo XVII, época de esplendor de la piratería. El protagonista principal es el Corsario Negro, Emilio di Roccabruna, señor de Ventimiglia, un noble italiano que ha adoptado la piratería como método de venganza contra el flamenco Wan Guld, gobernador de Maracaibo, que había asesinado a uno de sus hermanos. Inicialmente el Corsario Negro luchó junto a sus otros dos hermanos, el Corsario Verde y el Corsario Rojo, que fueron ambos ahorcados por su adversario.

CICLO LOS PIRATAS DE LAS BERMUDAS

  1. Los piratas de las Bermudas (1909)
  2. Dos abordajes (1910)
  3. Las extraordinarias aventuras de Cabeza de Piedra (1911)

CICLO AVENTURAS EN EL FAR-WEST

  1. En las fronteras del Far-West (1908)
  2. La Scotennatrice (1909)
  3. Le Selve Ardenti (1910)

OTRAS NOVELAS

El capitán Tormenta (1905), La Flor de las Perlas,  Los hijos del aire,  Los dos marineros, La favorita del Mahdi, Dos mil leguas por debajo de América (Conocida también como El tesoro de los incas), La cimitarra de Buda, Los pescadores de ballenas, Los cuentos marineros de Mastro Catrame, Un drama en el Océano Pacífico, El rey de la montaña, Viaje al Polo Austral en velocípedo

traduttore traditore

¿Conoce alguien un oficio más ingrato que el de traductor? Y si no que se lo pregunten a ellos: es bien triste que lo mejor que te pueda pasar como profesional de las letras es que nadie repare en tu muy necesaria mediación. Para la mayoría de lectores, el conocimiento de la literatura o la ciencia en lenguas foráneas se hace posible gracias a la traducción, un fenómeno que revolucionó el acceso a la cultura escrita casi tanto como la invención de la imprenta que, de hecho, fue la gran promotora de aquellas. Si bien las traducciones han sido una constante a lo largo de la historia, fue en el siglo XVI cuando se produjo la dinamización del mercado editorial: gracias a la imprenta de tipos móviles, los libros comenzaron a resultar asequibles o, por lo menos, accesibles. La misma disponibilidad de textos fomentó la alfabetización, y con ello el número de personas capaces de leer y aprender. Pero esta incipiente industria era incapaz de mantenerse con las producciones vernáculas (sobre todo en España), y tenía que surtirse en otros mercados. Y claro: para ello se precisaba de traductores. Se puede decir, pues, que los traductores han tenido (y tienen) la llave de cuanto creemos saber y entender de gran parte de lo que leemos durante nuestra vida. Por ello, las normas y reglas de la traducción son estrictas, y el oficio de traductor ha de combinar el conocimiento de dos idiomas con buenas dosis de técnica, creatividad, sensibilidad y erudición. La correcta proporción entre condimentos es la responsable de una buena traducción. Con esta entrada pretendemos llamar la atención sobre los traductores: su nombre siempre figura en las primeras páginas de un libro (muy pocas veces en la portada, que es donde debiera). Búscalos e identifica a los mejores: es posible que, en buena parte, el libro que tengas entre las manos sea de tu agrado gracias a uno de ellos.

una de greguerías

Las greguerías consisten en frases breves, de tipo aforístico, que no pretenden expresar ninguna máxima o verdad, sino que retratan desde un ángulo insólito realidades cotidianas con ironía y humor, a base de expresiones ingeniosas, alteraciones de frases hechas o juegos conceptuales o fonéticos.

Las greguerías juegan con las palabras, recuperando de nuevo la magia que un día tuvieron.  Surgen de un choque casual entre el pensamiento y la realidad. Tienen algo de travieso juego infantil.

El principal promotor de la greguería fue Ramón Gómez de la Serna, que dio la siguiente fórmula:

HUMORISMO + METÁFORA = GREGUERÍA

Ramón Gómez de la Serna dijo en cierta ocasión, refiriéndose a él:

No soy ni un escritor, ni un pensador; soy un ‘mirador‘, la única facultad verdadera y aérea. Miro. Y nada más.

Después de leerlas y paladearlas, podemos llegar a la conclusión de que las greguerías son una mezcla de múltiples cosas. Una mezcla hecha con imaginación, ese territorio que pisamos ya tan pocas veces los adultos.  Una mezcla hecha con la mirada limpia del que se asombra al ver las cosas por primera vez. En definitiva, un regalo para el pensamiento.

Estos son los tímidos intentos de alguien que jugando con las palabras, quiere recuperar por un momento la patria olvidada de la infancia.

La A es un cohete a punto de despegar.

La D es el arco que un día Robin Hood olvidó en el bosque de Sherwood.

Es difícil pretender entender sin atender.

Sin recuerdo no hay acuerdo.

Hay que estar muy cuerdo para llegar un acuerdo.

Gracias por tu grácil gracia que espanta la desgracia.

Inspirado, expiró el espíritu. Y respiró aliviado.

Emprendió y no comprendió. Se sorprendió y al fin comprendió.